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Peter Pan:

Déjame una sonrisa para montarme en ella

y volar hacia el país donde nacimos,

para entramar el cuento de los sueños…

cuando cerrar los ojos era el mayor esfuerzo

o enormemente fácil.

 

Déjame una caricia imaginaria

por deslizarme en ella

y resbalar al deseo más manso y más salvaje

que cuando siendo niños disfrutábamos tanto

sintiéndonoslo todo tan ancho como el mar.

Cuando los monstruos tenían rostros

que no eran ni humanos ni divinos

Cuando el miedo era dejar

de ser un brote de cariño.

 

Mírame y siente conmigo

que todo eso se ha perdido

en el cajón desastre del olvido

gracias al laberinto del recuerdo

que nos hacen recorrer día a día…

 

Mírame y sé conmigo

y juega a reconstruir en el camino

del puzzle de las cosas,

el vuelo inconfundible de la vida

en nuestro corazón.

Lluvia…

lluvia:

Hoy quizás esté seca la fuente de  mis dudas.

Hoy quizás estoy cerca de dos charcos de lodo…

Y tú, tal vez, siempre me esperas con paraguas

por si acaso la lluvia se aparece.

¿Acaso tengas claro la nube que te llueve?

¿Acaso yo no sepa cómo llueve en tu alma?

Hoy he vuelto a llorar mi propia lluvia

y  he vuelto a echar de menos tu paraguas…

Hoy los dos fangos del charco se han juntado

y  sigo sin saber por qué las cosas llueven.

Ansiedad…

ansiedad:

El ansia, la tristeza y el jamás

jugando juntos el juego más canalla,

saben hacer de mí

compañera de clase de la muerte.

Y sufro como sufren los cuerpos de los peces

secándose sus ojos,

hediéndose sus carnes antes blancas

en la arena antes fina.

Y velo por las noches,

con los cielos abiertos como ojos,

esperando tu seña

como estrella fugaz, polvo de luna

relámpago de luz, destello, sol.

Y siento la incandescencia de tu ausencia…

el cerca de tan lejos y al contrario

y  sólo se me ocurre una plegaria al viento

que me envuelva en mortaja de luz:

Refugio de aire, flujo de brisa

que me entierre en un campo,

camposanto de paz.

+aMOR

siempre:

Yo sé que estás cosido a mí por un hilo invisible

que te ase libre como una cometa al viento

en la playa de alguna costa brava.

Sé que en el centro de la tierra

donde está plantada mi existencia,

hubo alguna vez una mota del polen de tu rama

que fecundó mi flor.

Y, desde entonces, quedó preñada alguna posibilidad

de que fuéramos juntos

un fruto de la vida

que es fruto del amor.

Profundo azul…

dolor:

Las plantas no duelen,

observo su milagro

y siento ese pellizco

que tiene la belleza.

Luego, quizá,

me siento con fuerzas

para hacerlo extensible

al ser humano.

Y al cabo de un rato,

me hallo incluso capaz

de llegarlo hasta ti.

Y me sigues doliendo

pero menos que antes.

A lo mejor ahora, no estoy

en el momento justo

en el sitio perfecto…

Qué curiosa la mente

que hasta hace un momento

me creía que sí

y en realidad sólo pasó un segundo

que no es nada

y a veces

lo es todo entre tú y yo.

Amor…

amor

El amor de verdad

ese amor que nos duele,

no cubre el hueco de la memoria…

el amor que nos puede,

nos cubre el hueco de la imaginación;

facultad que es dispensa

que nos nace en el alma

cuando somos  chiquillos

mientras nos van ciñiendo

lindes de realidad.

Ilusión que es defensa,

muralla de  experiencia

cuando los sueños faltan

en la mediocridad.

El amor es aquello que nos une

en los tiempos de invierno que perdimos,

es la ropa de fiesta que exhibimos…

risas, charlas y juegos que colgamos

con dulce naftalina en la memoria.

Paz…

a veces…

La soledad es paz

un polvo blando de una nube olvidada

perdida en el ancho de los cielos

allí donde te mostré su perspectiva

que es un gran haz de luz de mí

de tierna tierra de mi alma mullida.

Allí donde el brillo juega a las formas

del amor y del orden

del ritmo de los átomos

de las leyes que confieren pasión

a la mística aria de la vida,

bailan mis pensamientos.

Y allí donde tú no lo entiendes

son los sueños.

Y allí donde tú no lo sufres

es el dolor.

Alegoría I

al encuentro de mí

La paz silente inmóvil

el secreto más largo es la frase más corta

incluso se resbalaban babosas las baldosas

entre el suelo del sueño y el cielo de los ojos.

Y el pensamiento es vértigo furioso

ansia iracunda y roja

perdón de los pecados

fuego de Prometeo y sexo

hueco, vacío y negro.

Sé que las venas y la piel se lamentan

pero las enmudezco estéril

en sus llantos cerrados como ceros

hirientes y sangrantes.

Ya no quedan almendros,

mucho menos las cerezas magenta…

quedan frutos secos airosos

nueces que imitan mentes

higos que imitan sexos.

Y me observo sobreviniéndome a mí misma

y sé que estoy aquí

y soy mi propia suerte

y he venido a buscarme

a hurgar en mi amor/dolor

y a encontrarme mi muerte.